La vida de María Sorté, reconocida actriz y cantante mexicana, es un testimonio de amor, pérdida y resiliencia. Nacida el 11 de mayo de 1955 en Camargo, Chihuahua, María enfrentó desafíos desde su infancia, marcados por la muerte de su padre a los cuatro años. Su madre, Celia, se convirtió en el pilar de la familia, trabajando arduamente para proporcionar lo necesario. A pesar de las dificultades, María soñaba con ser doctora, pero la vida la llevó por un camino diferente tras mudarse a Ciudad Juárez.
Su encuentro con el mundo del entretenimiento comenzó cuando conoció al actor Luis Jimeno, lo que la llevó a estudiar actuación y a convertirse en un ícono de las telenovelas en México, destacando en producciones como “Acompáñame”. En 1981, María se casó con el político Javier García Paniagua, con quien tuvo dos hijos. A pesar de los altibajos de su relación, ella valoraba profundamente los momentos compartidos.
La vida de María dio un giro trágico en 1998 cuando Javier falleció repentinamente. Este evento la obligó a asumir la responsabilidad de criar a sus hijos como madre soltera, mientras continuaba su carrera artística. Su hijo, Omar García Harfuch, se convirtió en secretario de seguridad pública de la Ciudad de México, enfrentando desafíos propios, incluidos intentos de asesinato que pusieron a prueba la fortaleza de la familia.
Durante más de dos décadas, María ha mantenido su corazón abierto al amor, aunque ha reconocido que hasta ahora no ha encontrado a alguien que llene el vacío dejado por Javier. A los 68 años, se enfoca en sus nietos y en su carrera, regresando a la actuación con un papel en la telenovela “Diseñando tu amor”. A través de su personaje, María busca inspirar a otras mujeres a superar el abuso y encontrar su voz.
El viaje de María Sorté es un recordatorio de que, aunque la vida puede ser dura y llena de desafíos, siempre hay espacio para el crecimiento, el cambio y la búsqueda de nuevas oportunidades, incluso después de una pérdida profunda. Su historia resuena con muchos, mostrando que la verdadera fortaleza radica en aprender a vivir con gracia y coraje, sin importar las circunstancias.