La Tierra durante el Carbonífero, hace entre 360 y 300 millones de años, fue testigo de la colisión de los supercontinentes Gondwana y Laurasia, transformando drásticamente su geografía y ecosistemas.
La era del Carbonífero se caracterizó por un alto nivel de oxígeno en la atmósfera, lo que permitió el crecimiento de gigantescos insectos y anfibios, así como la proliferación de vegetación densa. La extinción masiva al final del Pérmico, que eliminó el 95% de las especies marinas y el 70% de los vertebrados terrestres, fue provocada por cambios climáticos drásticos y actividad volcánica, afectando gravemente la biodiversidad de la época.