André el Gigante, conocido como la octava maravilla del mundo, medía 2.25 metros y pesaba 235 kg, dejando un legado imborrable en la lucha libre tras su fallecimiento en 1993.
Su hija, Robin Christensen, ha sido comparada con él tanto por su tamaño como por sus habilidades en la lucha libre, aunque se rumorea que podría ser incluso más grande.
André padecía acromegalia, un trastorno hormonal que causa gigantismo, y su vida estuvo marcada por desafíos debido a su tamaño, incluyendo dificultades para encontrar ropa y calzado adecuados.
A pesar de sus problemas de salud, André se convirtió en una figura icónica en la lucha libre, participando en más de 5000 combates y actuando en la película “The Princess Bride”.
Robin Christensen, quien sigue el legado de su padre, ha estado activa en proyectos que honran su memoria, incluyendo una adaptación cinematográfica de su vida y un documental.
A pesar de no haber alcanzado la misma estatura que su padre, Robin mide 1.82 metros y pesa 99 kg, manteniendo un perfil bajo y evitando compartir detalles sobre su vida private.