A los 85 años, Terence Hill, conocido por su icónica carrera en el cine, enfrenta una realidad marcada por la tristeza y la reflexión. Nacido como Mario Girotti en Venecia en 1939, su infancia estuvo marcada por el horror de la guerra, una experiencia que dejó profundas cicatrices en su alma. A pesar de haber brillado como actor y productor, su vida private ha estado llena de dolor, especialmente tras la trágica muerte de su hijo Ross en un accidente automovilístico en 1990.
Hill, cuya carrera despegó junto a Bud Spencer en los spaghetti westerns, encontró en su familia un refugio y un motivo para seguir adelante. Sin embargo, la pérdida de su hijo y su amigo Spencer en 2016 han dejado un vacío que nunca podrá llenar. A lo largo de su trayectoria, ha transformado su dolor en arte, explorando temas de amor y redención en sus proyectos, incluyendo la exitosa serie “Don Mateo”. Ahora, Terence Hill vive en paz consigo mismo, convertido en un símbolo de resiliencia y gratitud, recordando que el verdadero triunfo radica en la capacidad de convertir el sufrimiento en historias que inspiran a otros.