María Félix, una de las figuras más emblemáticas del cine mexicano, es recordada no solo por su talento actoral, sino también por una vida llena de intrigas y controversias. Nacida el 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora, su infancia estuvo marcada por una conexión especial con su hermano Pablo, un amor platónico que la llevó a experimentar una profunda tristeza tras su trágica muerte. Este evento moldeó su carácter y su relación con el amor, convirtiéndola en una mujer decidida y, a menudo, fría.
A pesar de no tener formación formal como actriz, su descubrimiento por un productor la catapultó al estrellato, aunque no sin enfrentamientos, como su tensa relación con Jorge Negrete en su primer filme. A lo largo de su carrera, se cruzó con múltiples hombres influyentes, entre ellos Agustín Lara, con quien contrajo matrimonio, así como con Raúl Prado, quien fue el único que le pidió el divorcio. Cada relación dejó una huella en su vida, reflejando su complejidad emocional y su inquebrantable deseo de éxito.
María Félix también enfrentó la crítica por sus decisiones como madre. Su hijo, Enrique Álvarez Félix, fue separado de ella a una edad temprana, lo que generó un conflicto entre su carrera y sus responsabilidades familiares. A pesar de su éxito en el cine y su fortuna acumulada, la relación con Enrique estuvo marcada por el resentimiento y la búsqueda de afecto.
A lo largo de su vida, Félix cultivó una imagen de mujer fuerte e independiente, desafiando las normas sociales de su tiempo. Su carácter audaz a menudo la llevó a ser objeto de rumores y especulaciones sobre su vida personal, incluso sobre su orientación sexual. La figura de la diva del cine mexicano sigue fascinando y generando debate, con su legado perdurando en la memoria colectiva del país.
María Félix falleció el 8 de abril de 2002, en el mismo día de su nacimiento, dejando un legado imperecedero en el cine y la cultura mexicana. Su vida, repleta de amores, luchas y secretos, continúa siendo un tema de interés, reflejando la complejidad de una mujer que vivió bajo el brillo de los reflectores.