En el mundo de la música y el entretenimiento mexicano, el asesinato de Víctor Iturbe, conocido como “El Pirulí”, en 1987, dejó una profunda conmoción. Este trágico suceso no solo sacudió a sus admiradores, sino que también desató una investigación llena de misterios y especulaciones, donde el nombre de Jorge Vargas, actor y cantante, emergió entre las sombras de la sospecha.

El asesinato, ocurrido en la zona residencial de Arboledas, fue perpetrado por sicarios que dispararon múltiples veces contra El Pirulí en su hogar. A medida que la investigación avanzaba, las autoridades encontraron un entramado de deudas y conflictos comerciales en la vida del cantante, sugiriendo que su muerte podría estar ligada a venganzas personales. En este contexto, Vargas, quien había tenido una rivalidad pública con Iturbe, se convirtió en un posible sospechoso, a pesar de no haber evidencia concreta que lo vinculara al crimen.

Las teorías sobre el motivo del asesinato abarcaron desde problemas financieros hasta complicaciones personales. Se revelaron tensiones en el entorno laboral de El Pirulí y relaciones complejas con socios comerciales. Además, surgieron rumores de un romance secreto que pudo haber desencadenado celos mortales, complicando aún más el caso.

El 1 de diciembre de 1987, un evento inquietante se sumó al misterio: Fernando Aranda, secretario private de El Pirulí, recibió una llamada telefónica que solo dijo “muerto”. Esto reforzó la creencia de que la muerte del cantante fue un acto deliberado de venganza.

Pese a las múltiples especulaciones, la investigación fue obstaculizada por la falta de cooperación de la familia de El Pirulí y la ineficacia de las autoridades. A finales de 1987, el caso fue cerrado debido a la ausencia de pruebas y nuevas pistas, aunque el nombre de Vargas continuó resonando en los medios.

Mientras tanto, surgieron nuevas teorías que apuntaban a conexiones políticas y posibles vínculos con el narcotráfico, lo que complicó aún más la narrativa. Jorge Vargas, en medio de toda esta controversia, insistió en su inocencia y lamentó la mala gestión de la investigación. La intriga en torno a su papel persistió, planteando la pregunta: ¿period realmente inocente o había más en su historia de lo que parecía? La muerte de El Pirulí dejó un legado de dudas que perduran hasta hoy, y Vargas sigue siendo una figura central en este enigma sin resolver.